lunes, 12 de octubre de 2009

TE VI


Te vi.
Sensualmente callada, silenciosamente abierta a toda clase de miradas y de susurros que se escapaban por la gruta entreabierta de tu sexto sentido de sutil amargor.
Te vi.
Palideciendo con los últimos rayos de cálido sol el rubor que escondías en lo más profundo del corazón camuflándolo con total disimulo en los dos hoyuelos que brotaban de tus cálidas mejillas cuando me sonreías al pasar.
Coqueta de ti.
Me mostraste alegremente todos tus encantos mientras bailabas una danza al compas de una increíble orquesta de sueños y de realidad, bailaste y bailaste sin cansarte dando vueltas a mí alrededor rodeándome con tus largos brazos hasta hacerme presa de tu increíble poder de suave seducción, mágico instante en el cual me obligaste a rendirme ante la cara oculta de fantástica realidad.
Te vi.
Envuelta en seda que resbala por tu alegre cara cuando el soplo de un suspiro te arrastró hacia mi, envuelta en seda, vestida de sueños tu saliste a pasear impaciente de ti todo lo querías tocar, arropada de brillantes colores trazaste mi mundo entrelazando ilusiones cuando confeccionaste con dibujos de alegres colores el tiempo trascurrido de aquella tierna sensación.
Te vi.
Salpicada de olores llegaste hacia mi, me obligaste a olerte mas de una vez cuando perdida entre tus calles pude contemplar, con ojos misteriosos, todo el mágico encanto que despedías al pasar, te olí y te olí mil y una vez, salpicada de hechizo me sumergí en ti hasta terminar oliendo mágico poder de seducción el que con mil fragancias me atrapaste al caminar.
Envuelta en mil y un olores te acercaste hacia mí, salpicada de sueños me obligaste a oler, hechizo de luna ilusión de amor, como te dejas influir a cada paso al caminar por tanto encanto que despiden tus ojos al reflejarme en ti.
Oliendo a perfume, jugando a buscarte escondida en tu piel, hechizo de luna ilusión de amor.
Me perdí entre tus calles, sumergida de curiosidad todo lo quería tocar, vestida de seda, maquillada de ilusión de brillantes colores, perfumada en suave fragancia, arropada de sueños me obligaste a oler.
Olías a fragancia de sutil aroma, perfume olvidado en otro tiempo que jamás fue tiempo.
Olías a muerte, a miseria, a hambre y a sed.
Olías a encanto, a misterio y a sueño.
Te vi.
Serena, tranquila, amiga y amante a la vez en toda tu plenitud de poder de seducción.
Nostálgica, soñadora, ilusionada, enamorada, con esa paz interior que te hacia parecer mas misteriosa aun y esas ansias de descubrir en cada rincón de tu ser el mágico hechizo que pintabas en tu alegre cara al sonreír cuando impaciente de mi todo lo quería tocar al caminar por tus calles perdida de sueños de mágica realidad.
Te vi.
Y yo casi muero por descubrir el encanto de tus ojos, resplandor de pureza, hechizo de amor.
Cuantos rincones perdidos y escondidos me enseñaste cuando descubrí en secreto toda la magia que despiden tus manos cuando me agarrabas con fuerza y no me querías soltar, me obligaste a mirarte a los ojos y te sonreí, magia en tus ojos que jugaban por sobrevivir perdidos entre callejuelas de miseria, de muerte, de hambre y de sed cuando al caminar me perdí y entre tus cabellos yo me enrede.
Mirándote a los ojos te sonreí y casi me matas cuando en el bullicioso ambiente de tus coloridas calles me amaste en silencio mil y una vez y al despertar descubrí en mi mirada el brillo de tus ojos, mágico momento, ilusión de amor, cuando me abrazaste con fuerza sin quererme soltar y me amaste en silencio cuando me enrede en tus cabellos y al caminar por tus calles yo me perdí.
Te vi.
Serena, tú.
Mágica ilusión de saber que te tuve una vez, que te ame en secreto y que me hechizaste de amor cuando aquella noche tu me guiñaste un ojo al caminar por tus calles sumergida de curiosidad.
Te vi.
Orgullosa de ti.
Mostrándome encantada todo el encanto que despiden tus dos hoyuelos al sonreír cuando te mire a la cara y en tu suave sonrisa yo me perdí, orgullo de poseer en tu mirada todo un tiempo de color, sensaciones, sonrisas, olores, sabores, muerte y dolor.
En un claro amanecer me subiste a tus alas y me enseñaste a volar cuando en tu rio sagrado yo me bañe y entre tus aguas yo me purifique, quemando colores me incinere y yo ya volé por tu blanco espacio de sueños y de realidad cuando impaciente de mi todo lo quería tocar al caminar por tus calles sumergida de curiosidad.
Fue entonces cuando atravesé las puertas de la INDIA.

Hace algunos años ya, hice un viaje increíble por la India que me cautivo.
La India es SENTIR, no ver.